
Se trata, como hemos dicho, de una especie de performance que en 1974 un grupo de artistas creó utilizando diez coches Cadillacs, pintados y decorados de manera muy vistoso. Los artistas eran californianos pero el proyecto fue financiado por un millonaria texano llamado Stanley Marsh, quien se llevó finalmente la atracción a su ciudad natal, Amarillo, en el estado de Texas. Lo sorprendente de la historia es que los propios autores del proyecto ni siquiera creían que fuera a salir a la luz, y la propuesta fue casi como una broma, pero Marsh se mostró interesado y finalmente, aquella obra ha terminado convirtiéndose en una atracción muy llamativa, visitada cada día por cientos de personas.
De hecho, al principio de todo, cuando llegó a Amarillo, el Cadillac Ranch se encontraba ubicado en un campo muy cercano a la casa de Marsh. En 1997, sin embargo, se decidió mover el conjunto escultural unos kilómetros más al sur, siempre dentro de los límites de las tierras del multimillonario, para acercarla aún más a la Interestatal 60, que forma parte de la Ruta 66. Tal vez como muestra de que ya había muchos viajeros que se desviaban solo para contemplar esta obra de arte, su dueño decidió ponerlo aún más fácil. Actualmente, los Cadillacs suelen ser repintados cada cierto tiempo en blanco, para permitir que los viajeros dejen sus firmas y dibujos en las carrocerías, habiéndose convertido en algo interactivo.
Dónde se encuentra este monumento
Aunque en un principio el Cadillac Ranch fue ubicado en un punto algo más alejado de la carretera, en 1997 Stanley Marsh decidió llevar esta serie de esculturas a un lugar más vistoso, donde pudiera ser contemplado y disfrutado por mucha más gente. Así es como se colocó a la orilla de la Interestatal 60, a las afueras de la ciudad de Amarillo, en Texas. Supone así uno de los puntos álgidos de los visitantes a lo largo de la parte de la ruta 66 por el estado texano, ya que Amarillo es habitualmente una parada muy popular para todo el que viaja de aquella forma. El monumento ha creado a su alrededor tal halo de misticismo y de popularidad que incluso existe una tienda de regalos, muy cercana, donde se venden productos relacionados con Cadillac y con el propio monumento.

Toda una atracción turística
Desde 1997 y gracias a su reubicación a una zona mucho más cercana a la autopista, el Cadillac Ranch se ha convertido en una de las atracciones turísticas más importantes del norte de Texas y también de la propia Ruta 66. Amarillo es, como ya hemos visto, una parada habitual para los que hacen la ruta en varios días, y al tener tan cerca esta obra de arte, son muchísimos los visitantes que se acercan antes de descansar o justo cuando están saliendo desde Amarillo, para contemplar este singular rancho de Cadillacs, e incluso para dejar su huella en el lugar con pinturas en la carrocería. Las fotografías de los Cadillacs hundidos en el suelo es una de las más conocidas y reconocibles dentro de la ruta.
De hecho, son cientos los visitantes que cada día se paran para disfrutar de este espectáculo. En el año 2019, los Cadillacs sufrieron un incendio, posiblemente intencionado, pero lograron ser subsanados pronto. Y es que ya no son simplemente parte de una ruta concreta, sino de la cultura estadounidense. Han aparecido en videos, películas y portadas de libros y álbumes de música. De hecho, gente como Bruce Springsteen han dedicado canciones a este lugar, que es hoy por hoy uno de los más visitados a lo largo y ancho de la ruta 66.